Cuando Robert Ramírez fue diagnosticado con el mal de Parkinson en el
2006, su médico le dio una serie de remedios, pero escasa esperanza: “Él
me dijo que no había mucho que podía hacer, excepto ‘pasar al otro
lado’”.
Ramírez, un mecánico peruano-estadounidense que vive en
la parte norte de Nueva Jersey, buscó otras posibilidades. Su esposa,
Elvira, vio a Jorge Tuma en un programa periodístico de la televisión
peruana. El médico peruano, que vive en Lima, dijo que podía tratar el
mal de Parkinson y otras enfermedades con inyecciones de células
troncales. El costo del procedimiento era de $6.000. Por esa razón, los
Ramírez viajaron a Lima para que Robert iniciara el tratamiento.
Ramírez forma parte de un número creciente de pacientes
que usan terapia de células troncales en ultramar. Los expertos afirman
que miles de personas emplean esa terapia. Y Tuma es uno de docenas de
médicos no estadounidenses que ofrecen dichos tratamientos.
Expertos en Estados Unidos temen que médicos en el
exterior estén tratando a pacientes de manera apresurada, sin esperar
las pruebas clínicas para validar la seguridad de sus tratamientos.
Sin embargo, la terapia de células troncales se ha convertido en un área lucrativa del “turismo medicinal”.
Las células, que se extraen de embriones y de ciertos
tejidos de personas adultas, tienen la capacidad de crecer
convirtiéndose en diferentes tipos de células.
Problemas éticos que rodean el uso de embriones para la
terapia de células troncales han demorado las investigaciones en países
como Estados Unidos y el Reino Unido.
Guía para turistas. Timothy Caulfield, del
Instituto de Leyes Sanitarias de la Universidad de Alberta, examinó 19
sitios donde se ofrece terapia de células troncales, y divulgó
recientemente los resultados de su investigación. “Existe una disparidad
entre lo que se ofrece y lo que señala la literatura científica”, dijo
Caulfield.
“Las personas que ofrecen los tratamientos aprovechan
dos cosas: el entusiasmo genuino por la terapia de células troncales y
la controversia que rodea su investigación”, agregó.
De acuerdo con la encuesta de Caulfield, las clínicas
cobran como promedio $21.500 por la terapia de células troncales. Pero
recientes informes de prensa indicaron que clínicas en China podrían
cobrar hasta $70.000.
Vida casi normal. Tuma, el cardiólogo que
atendió a Ramírez, enfermo del mal de Parkinson, promete restaurar
órganos enfermos y tejidos usando células troncales adultas recogidas de
los propios cuerpos de sus pacientes.
Desde el 2005, Tuma ha tratado a unos 600 pacientes,
alrededor de una cuarta parte de ellos de otras naciones además de Perú,
por una serie de enfermedades. Eso incluye el mal de Parkinson,
diabetes y enfisema. Su método consiste en inyectar células troncales
del paciente en el órgano enfermo.
“Siempre informo a mis pacientes que no se trata de una
cura, pero creo que es una tremenda y novedosa alternativa para mejorar
la calidad de vida”, comentó Tuma.
El médico operó a Ramírez en octubre de 2007. Tuma
inyectó células troncales de la médula espinal del paciente en una
arteria que las condujo al cerebro. Allí, dijo Tuma, comenzaron a
generar nuevas células que pueden frenar el avance del mal.
Al cabo de unas semanas, Ramírez comenzó a experimentar
un alivio general. Se siente ahora mejor que antes de la operación y sus
síntomas son menos perceptibles.
“Puedo bailar con mi esposa y vivir una vida casi normal”, indicó Ramírez.
Como muchos médicos que ofrecen tratar enfermedades
mediante la inyección de células troncales, el tratamiento de Tuma no
fue aprobado por el Gobierno peruano.
No hay tiempo que perder. Timothy Henry,
cardiólogo del Instituto de Cardiología del Hospital Abbott
Northwestern, está autorizado por la Dirección de Alimentos y Medicinas
de Estados Unidos para efectuar pruebas clínicas usando células
troncales adultas destinadas a solucionar problemas del corazón. Henry
dijo que ha tratado a unos 150 pacientes y que los datos obtenidos hasta
ahora son prometedores. Pero Estados Unidos está atrasado en relación
con otros países del mundo en materia de terapia de células troncales. Y
eso se debe, en parte, a las preocupaciones de índole ética acerca de
la utilización de embriones.
“La investigación relacionada con células troncales
adultas ha tenido graves problemas. Hay gran confusión e información
desacertada sobre las células troncales extraídas de embriones”, comentó
Henry.
Sin embargo, pacientes desesperados como Ramírez se
muestran renuentes a aguardar evidencias de peso o la aprobación de las
autoridades federales de Estados Unidos.
Roberto Brenes es otro médico que realiza terapia de
células troncales adultas. Él publicita sus servicios a través del
portal de acceso en la Internet cellmedicine.com
. Su clínica está en San José, Costa Rica. Tanto Brenes como sus
colegas han tratado a entre 50 y 70 pacientes aquejados de esclerosis en
placas. El tratamiento consiste en inyectarles células troncales
tomadas de tejidos grasos. La terapia cuesta entre $15.000 y $25.000.
Según afirmó Brenes, “las tasas de éxito son bastante
elevadas”. Si bien Brenes admite que nunca se han realizado pruebas
clínicas a fin de demostrar la eficacia de la terapia de células
troncales para curar la esclerosis en placas, muchos pacientes no desean
esperar.
“Esta área de la medicina progresará mucho en los
próximos 10 a 15 años, pero muchos pacientes necesitan ayuda médica
ahora y desean que les hagan el tratamiento”, agregó Brenes, inclusive
si eso significa costosas visitas de seguimiento.
Tuma le dijo a Ramírez que necesita verlo cada seis
meses para examinar sus progresos. Y Tuma le ha dicho que, si retornan
los síntomas del mal de Parkinson, tal vez sea necesaria otra terapia.
“Sé que la terapia no es una cura completa. Pero no creo
que sea peligrosa y la haría de nuevo”, en caso necesario, señaló
Ramírez.
Sin embargo, no muchos se muestran de acuerdo con ese
criterio. Sean Morrison, director del Centro de Biología de Células
Troncales en la Universidad de Michigan, indicó que “gran cantidad de
pacientes están dispuestos a gastar $6.000 para comprar esperanzas, pero
no creo que sea correcto vender aceite de víbora”.
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